LA TRIBUNA DE TALAVERA

La espectacular fachada de la antigua iglesia de San Agustín o Liceo sirvió de silencioso escenario para algo que puede ser grande en el presente y futuro cultural de la ciudad. El I Festival Nacional de Teatro ‘Ciudad de Talavera’ en memoria de Marisa Esteban tuvo una excelente inauguración con piezas dedicadas a ella, amante de la interpretación, y a un público entregado al arte que disfrutó sobre las tablas.

La actuación de un genial Amador Jiménez, de la Escuela de Teatro y Cine ‘Joaquín Benito de Lucas’, representando la obra ‘El Viejo y el Mar’, levantó varios minutos de aplausos. Acompañado por una singulares representación de sonidos que trasladaba a los presentes hasta alta mar, el viejo de Hemingway recordó la soledad en la que vivía, el amor que sentía por los peces o la admiración por el gran DiMaggio.

Fue la gran pieza representada el viernes junto al Museo Ruiz de Luna pero no la única. Tras ella, llegó el turno del taller de teatro ‘Teatrerana’ y su ‘Nacimiento y ocaso de una actriz’ en la lejana Rusia.

El grupo Aldahuí tomó el testigo con un magistral recital de poesía taurina que sirvió como colofón a la primera noche de buen teatro en el marco del I Festival ‘Ciudad de Talavera’.

Fue la guinda de un magnífico espectáculo que poco antes habían inaugurado los jóvenes talaveranos de Enclave Maestoso, cuarteto de cámara que brillo bajo la sombra del Liceo con algunas de sus mejores piezas y ante más de un centenar de personas.

No pudieron faltar los versos de Federico García Lorca a través del recital de los jóvenes Alonso y Bene, recordando a la actriz y ceramista Marisa Esteban como «gran lorquiana» que era. La noche del viernes reunió un brillante compendio de obras, versos y música que representaron lo mejor del arte y que sirvieron para prender la mecha de lo que puede venir.